Una ciudad me pertenece
- Juan Navia
- 12 dic 2022
- 1 Min. de lectura
¿Cómo se sabe que una ciudad le pertenece a uno? Porque cuando se prepara el viaje a lugares ajenos se experimenta una nostalgia inexplicable, que abarca caricias suaves y despedidas, desamores y romances pasajeros, edificios por los que uno pasa todos los días que quedan gigantescos en la memoria. Cali me ha permitido amarla como pocas cosas, desinteresada y aún seductora, con abismos hasta el recuerdo en medio de callejones, con una radio que repite guaguancó en la pista asfaltada que es habitad de los más habilidosos bailarines, con tragos en el parque y conversaciones filosóficas, con miradas perdidas, con cuerpos que cautivan, con conciertos en una terraza, con un te quiero más que nada. Aún cuando sé que volveré, porque uno vuelve a los lugares en que ha sentido la vida intensamente, parecen los días como una ruptura con el amor que nombran eterno. Así, en la distancia tengo la certeza de que una ciudad me pertenece.
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